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Viaje al desierto de Merzouga desde Marrakech: mi experiencia en grupo

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¿Por qué elegí viajar en grupo (y cómo me sorprendió)?

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Siempre he sido de los que huyen de los viajes organizados en grupo. Me incomoda tener que seguir un horario marcado, convivir con desconocidos y depender de una planificación ajena. Pero, por una vez, me dejé convencer. Y menos mal.

Elegí una ruta de cinco días desde Marrakech hasta el desierto de Merzouga con la empresa Explora con Hamza, y fue uno de esos viajes que, sin esperarlo, te reconcilian con la idea de dejarte llevar.

Rumbo al desierto: más de 12 horas de carretera y paisajes

El plan original incluía dormir en el Valle del Dades, pero por cambios logísticos fuimos directamente de Marrakech al desierto. Fueron más de 12 horas de trayecto en microbús, cruzando valles, pueblos y paisajes que parecían salidos de otro planeta.

Hicimos paradas para descansar, tomar algo y estirar las piernas. La verdad, no fue tan duro como me imaginaba. El grupo conectó muy bien desde el inicio, y el equipo de organización —Hamza, Hassam y Ángela— supieron crear un ambiente cómodo y relajado, incluso en pleno trayecto.

Atardecer sobre las dunas de Erg Chebbi

Llegamos a Merzouga justo a tiempo para uno de los momentos más memorables del viaje: el atardecer en las dunas de Erg Chebbi. Subimos a lo alto de una duna, donde solo se oía el viento y el silencio del desierto, y nos sentamos a contemplar cómo el sol se iba apagando en el horizonte. Fue un instante de esos que no se olvidan.

Cena, fiesta y noche en jaima con baño privado

Después, subimos a los camellos y atravesamos las dunas hasta el campamento. Allí nos esperaba una noche que parecía sacada de una película: cena bajo las estrellas (tajine de pollo delicioso), fogata y fiesta bereber con música en directo. Sin exagerar: fue mágico.

Dormimos en una jaima privada con baño, aire acondicionado y una decoración que mezclaba tradición y comodidad. Nada que ver con lo que uno imagina al pensar en dormir en medio del desierto. Descansé mejor que en muchos hoteles.

Día 2: Despertar en el desierto y rumbo a las Gargantas del Todra

Al amanecer, después de un buen desayuno, nos recogió un 4×4 para llevarnos de vuelta a la carretera, donde ya nos esperaba el microbús. Desde ahí, pusimos rumbo a nuestra siguiente parada: las impresionantes Gargantas del Todra.

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